El pasado dia 23 de
marzo nuestra escoleta de voleibol participó en una nueva diada de voleibol
base en Sant Ferran. Acudimos con 3 equipos benjamines y dos alevines. En esta
ocasión el nivel fue muy superior al de otras ediciones ya que además de los equipos
habituales participaron equipos de La Salle Pont d’Inca y del colegio Costa i
Llobera de Pórtol.
En categoría
benjamín, Marc A, Dani y Marc G formaron uno de estos tres equipos, y la
verdad, que aun siendo la primera vez que iban juntos, congeniaron muy bien, ya
que de los cuatro partidos que disputaron, no perdieron ninguno, y estuvieron muy concentrados durante toda la competición. Tal vez el
equipo que estuvo un poco más nervioso fue el formado por Joel, Pablo G, Juan
Diego y Joaquín, ya que algunos de sus componentes se estrenaban por primera
vez en una diada de voleibol. No les fue tan mal y ganaron algún partido, al
igual que Sara, David, Andrea y Lucía, que ganaron más partidos que perdieron y
se fueron muy contentos a casa. Recordar a nuestros jugadores la importancia
del saque en esta categoría; hay que intentar no fallar el saque y evitar que
la pelota caiga en nuestro campo, desplazándonos correctamente y golpeando la
pelota. Si conseguimos estas pautas, aprenderemos más rápido y ganaremos más
partidos.
Por lo que respecta
a los equipos de categoría alevín podemos hacer la siguiente lectura: “no fue
nuestro mejor día”. Esta conclusión de la jornada no debe malinterpretarse:
sencillamente hay días que no salen bien las cosas por mucho que lo intentemos y
debemos reflexionar sobre lo ocurrido para poner remedio en futuras ocasiones.
Resultados al margen, tanto el equipo A como el B, alternaron buenos momentos
de juego con otros momentos en los que el nivel de exhibido fue muy por debajo
de nuestras posibilidades. A pesar de esto, el equipo alevín A quedó segundo
clasificado de un total de 12 equipos.
Debemos recordar una vez más que los
resultados en estas categorías tienen muy poca importancia y lo que se busca es
la mejoría individual y colectiva. Y precisamente eso no es lo que se reflejó
en gran parte de la jornada: al volei (como en la inmensa mayoría de los
deportes) se juega corriendo, si te desplazas rápido llegas antes al balón y
puedes tocar con precisión, pero si te desplazas lento vienen los errores. Este fue nuestro
principal problema: la lentitud.
De todas formas,
esto nos servirá para el futuro y aprenderemos de esta jornada una lección
fundamental: sin velocidad no hay buen juego. Ánimo y a seguir trabajando que
es mucho lo que nos queda por aprender y mejorar.
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