Las hijas de los reyes no quieren ser bailarinas, prefieren el voleibol, y así lo han manifestado ellas mismas. Durante estos últimos años, las hermanas Borbón Ortiz han formado parte del grupo de niñas del colegio Santa María de los Rosales a las que sus padres apuntaron a ballet. Esta opción se encuadra dentro de las clases extraescolares que se imparten fuera del horario escolar. Desde hace un tiempo, la princesa de Asturias y la infanta Sofía realizaban esta actividad los viernes, de cinco a seis y media de la tarde, y se suponía que, como al resto de compañeras, les gustaba lo que estaban haciendo. O al menos, se encontraban cómodas realizando plies, deboulés o arabasques, algunas de las posturas características de la danza clásica. Parece que de las dos hermanas tenía la que más soltura mostraba con los pasos era Sofía. La primogénita, en cambio, parecía tener menos dotes con el baile.
Hasta enero las niñas participaban en esa actividad. Cuando finalizaba la clase acudían al gimnasio, lugar donde se encuentra la sala de baile con barra y espejos. Entonces cambiaban el uniforme por las mallas y el maillot. Primero se colocaban en el centro para calentar, después iban a la barra y por último ensayaban los pasos para la función de junio con asistencia de los padres. En el caso de las ‘niñas reales’ no tuvieron nunca un papel destacado y bailaban de igual a igual con el resto del grupo. Así ha sucedido hasta este año. Aunque habían empezado a bailar en septiembre, Leonor y Sofía se apuntaron tras las Navidades a voleibol abandonando la danza clásica. Este fue, al parecer, el cambio que tuvo que ver con la decisión de las propias alumnas de abandonar, ya que descubrieron que preferían el deporte a los cisnes de Tchaikovsky.
